Así que la rana estuvo de acuerdo en hacerle el favor. El escorpión se subió en la espalda de la rana y juntos empezaron a cruzar el río. Justamente cuando llegaron a la mitad del río, el escorpión saco su cola y con su punta venenosa le dió una tremenda picada a la rana en el medio de la espalda. Mortalmente herida, la rana le gritó al escorpión: “¿por qué me picaste? No es tu interés el haberlo hecho ya que ahora yo moriré y tú te ahogaras”. Fuente: Yahoo.com
Hay una gran parábola que sirve para ilustrar la pregunta que estamos haciendo en este artículo.
Había una vez un escorpión y una rana. El escorpión quería cruzar un río, pero siendo un escorpión, no podía hacerlo porque le faltaba una destreza muy importante: saber nadar. Debido a este problema, el escorpión sabía que tenía que buscar ayuda para poder llegar a su destino en el lado opuesto del río donde se encontraba.
De pronto vió a una rana cerca del río y le dijo: Por favor, ¿me puedes cargar en tu espalda para poder cruzar el río, ya que no sé nadar?
“En circunstancias normales lo haría”, le contestó la rana, “pero debido a que tú eres un escorpión y tu picada es mortal para mí, no lo voy a hacer. Me puedes picar y eso sería mortal para mí.”
“Estás loca” le dijo el escorpión, ¿por qué haría yo eso? No es mi interés hacerte eso ya que si lo hago, morirías y yo -como no sé nadar- me ahogaría”.
Aunque la rana sabía cuan peligroso sería llevar al escorpión en sus espaldas por el peligro de una picada mortal, la lógica era muy persuasiva. Quizás en esta ocasión el escorpión podría controlarse y mantener su venenosa cola bajo control.
“Lo se”, contestó el escorpión mientras se hundía en las aguas turbulentas de ese río, al tiempo que le dijo: “Pero es que soy un escorpión. Tengo que picarte, es mi naturaleza”.
Esta parábola encierra una gran verdad. Nuestra naturaleza es prácticamente incambiable.
Posiblemente lo que lean en los diferentes libros de gerencia, periódicos o revistas que hablen sobre el tema lo inclinen a ser como la rana. Le dicen a usted que la naturaleza de las personas cambia, que todo el mundo puede ser lo que quiera ser si de verdad se lo proponen y perseveran hasta lograrlo.
Es más, los gerentes tienen como función principal dirigir a sus subalternos para cambiar lo que tienen que cambiar y establecer reglas, leyes y políticas encaminadas a controlar las desviaciones naturales de los empleados. Insisten en que los gerentes deben enseñarles a sus empleados destrezas y competencias para suplementar el talento que les falta. Dicen que sus mayores esfuerzos como gerentes es forzar o corregir aquello que la naturaleza le otorgó a cada empleado.
Los grandes gerentes, los más efectivos, rechazan este argumento de plano. Esos gerentes tienen muy presente en sus mentes aquello que la rana olvidó y que le costó la vida. Cada individuo, al igual que el escorpión, tiene una naturaleza propia a la cual le es fiel. La persona es como es, punto. Y ese ser interno es prácticamente incambiable. La naturaleza de una persona no cambia.
Esos gerentes reconocen que cada persona se motiva diferentemente, que cada persona tiene su forma peculiar de pensar y tiene su estilo propio de cómo relacionarse con otros seres humanos. Entienden que hay un límite a cuanto pueden cambiar a un empleado. Pero, no se lamentan de estas diferencias y tratan de minimizarlas. Todo lo contrario, lo que hacen es capitalizar en esas diferencias. Ayudan a sus empleados a desarrollar aquello que ya poseen naturalmente. Ayudan a que fortalezcan aún más sus fortalezas.
Ustedes no se pueden imaginar la plata que -en todo el mundo- se han gastado empresas concentradas en tratar de corregir las debilidades de sus empleados. “Juanito es un gran vendedor pero es muy desorganizado y constantemente somete su cuenta de gasto después de la fecha limite”. ¿No han sido ustedes testigos de esa situación?
Juanito no va a cambiar aunque lo manden a mil adiestramientos porque su naturaleza es ser desorganizado. Se podrá mejorar un poco, si acaso, pero más inteligente sería buscar la forma que venda aún mas, que desarrolle más su naturaleza de vendedor en vez de estar concentrándose en su punto flojo que es ser desorganizado. Búsquele una asistente que le ayude o haga los reportes mas simples de llenar o usted como gerente déle una mano para que los tenga a tiempo. Su fortaleza, lo que esa persona hace bien de verdad, es vender y eso es lo que se debe desarrollar.
Por eso es que los mejores gerentes no creen que todo el mundo tiene un potencial ilimitado, por eso no tratan de corregir las debilidades de sus subalternos. Rompen con ese principio llamado "de oro": trata a otra persona como tú quieres que te traten a ti.
Ellos siguen la regla de platino, que dice, “trata a otra persona como esa persona quiere ser tratada". Una tremenda diferencia, ¿no creen? Otro de esos principios que van contra lo que la mayoría de las personas piensan. Hasta en la Biblia se habla de la regla de oro y hoy en día la regla platina es la que más aplica a la naturaleza humana.
Aunque todo esto que les he explicado en este artículo suene simple, este tema es altamente complejo y difícil de implementar. Si usted lo aplica sin ponerle cuidado puede caer en la trampa de pensar que los gerentes deben de ignorar las debilidades de los empleados y que todo adiestramiento es una pérdida de tiempo. No es cierto. Los gerentes deben estar capacitados para entender la psicología de sus empleados, saber cuales son sus fortalezas y sus debilidades para entonces decidir, basados en la labor que realizan, la manera de cumplir con sus objetivos.
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2 comentarios
NO CABE DUDA QUE TODOS LOS DÍAS SE APRENDE, PARECE QUE ESA RANITA ERA YO Y NO ENTENDIA X QUE PASABA UNA Y OTRA VEZ, YA LO HABÍA ESCUCHADO PERO NO CON ESTA EXPLICACIÓN. MUCHÍSIMAS GRACIAS QUE TENGAN MUCHAS PERSONAS CON HAMBRE DE CONOCIMIENTO, !HASTA PRONTO.!
Posted on 15 de octubre de 2009, 13:48
Gracias a vos por tu comentario, que bueno leer cosas inspiradoras
Posted on 23 de octubre de 2009, 11:55
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