Mucho se habla de la nueva corriente. Una especialista dijo a Infobae.com que sus fundadores se basaron en la idea de que "si un factor que predispone a la depresión es un pesimismo aprendido podría aprenderse a ser optimista"
Valeria Chavez (Infobae.com)

Por definición de Margarita Tarragona Sáez, doctora en Psicología y profesora de la Universidad Iberoamericana de México, la psicología positiva "es el estudio científico del funcionamiento óptimo de las personas; se trata de estudiar los factores que permiten vivir plenamente".

La profesional estuvo en Buenos Aires para participar del cuarto Encuentro Iberoamericano de Psicología Positiva La Psicología Positiva y sus Aplicaciones organizado por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Palermo y en diálogo con Infobae.com dijo que los temas que estudia la disciplina son "la satisfacción con la vida, el optimismo y la satisfacción laboral, entre otros".

"La psicología positiva tiene que ver con las cosas buenas de la vida, pero lo fundamental es que se basa en investigaciones rigurosas", aseguró Tarragona Sáez, quien habló de cuatro áreas que contribuyen al bienestar: "El gozo, que tiene que ver con los placeres y saber experimentar sensaciones positivas; en segundo lugar vivir una vida involucrada con lo que hacemos, poner en el juego habilidades para enfrentarse a retos; el sentido de trascendencia, esto es entender que la vida tiene un sentido y que somos parte de algo más grande y, por último, las relaciones interpersonales, las que -según la profesional- las personas más felices tienen relaciones más positivas".

Al parecer, en palabras de la especialista, "las personas que tienen emociones positivas (sentirse satisfechos, serenos, entusiastas, etc.) tienden a tener mayor apertura a cosas nuevas, ganas de explorar mundo y mejor salud física".

Tarragona Sáez explicó que "una de las aspiraciones de quienes fundaron la disciplina fue mejorar la vida cotidiana y ellos aseguran que a ser positivo se puede aprender". Llegaron a esa conclusión tras analizar que "si un factor que predispone a la depresión es un pesimismo aprendido, quizá se podría aprender a ser optimista".

De lo que se trata es de aprender a desarrollar habilidades de cara a realizar "intervenciones positivas". La profesional destacó que "hay excelentes libros basados en investigaciones, como La vida positiva (de Barbara Fredrikson), La ciencia de la felicidad (Sonja Lyubomirsky) y La auténtica felicidad (Martin Seligman)".

A la hora de ponerlo en práctica, solo o con ayuda profesional, "hay ejercicios que pueden hacerse para estar conciente en cada momento de cosas que antes se hacían automáticamente, para aprender a identificar fortalezas y cultivar el sentido de gratitud".

Si bien -según Tarragona Sáez- algunos ejercicios son más rápidos y otros llevan más tiempo, está estudiado que "todos aumentan el bienestar de las personas".

La psicología positiva se diferencia de las corrientes que hablan de la ley de atracción (que postulan que todo lo que "llega" a la vida de una persona, lo hace porque fue atraído, léase, pensado, deseado...).

"No es todo psicológico; las circunstancias juegan un rol importante en la felicidad. El bienestar depende del contexto y de situación política, económica", subrayó Tarragona Sáez, quien consideró que "por algo los informes de calidad de vida siempre revelan que los países más desarrollados son los más aptos para vivir".

infobae.com

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